Con el término enotrio las fuentes antiguas indican el vasto territorio comprendido entre el eje Metaponto-Posidonia (desde la desembocadura del Bradano hasta la desembocadura del Sele) y la actual región calabresa.
Aun con una homogéneneidad cultural de fondo en Enotria, pueden distinguirse realidades regionales derivadas de las especificidades geográficas y ecológicas, en particular las relativas a los recursos de los territorios. También en la Enotria perteneciente a la actual Basilicata pueden distinguirse más realidades cantonales correspondientes a la zona costera e interior o a las diferentes cuencas fluviales. La zona costera, que comprende la fértil llanura aluvial jónica y las terrazas pleistocénicas, se prestaba a una economía mixta agrícola y de cría hasta los primeros relieves montañosos más allá de la línea S. Maria d'Anglona, Pisticci, Craco, Ferrandina, donde había una serie de asentamientos situados en posición elevada para el control del territorio y de los itinerarios costeros o dirigidos hacia el interior, precisamente según el modelo de asentamiento de los Enotrios indicado por Dionigi de Alicarnasso. Es posible, como en el caso de S. Maria d'Anglona o de Incoronata di Metaponto, que ya desde el siglo VIII a.C. estuvieran en acto formas de jerarquía de asentamiento identificables en algunos de los habitantes conocidos de las dos localidades, probablemente debido a la dinámica externa y a las transformaciones socioeconómicas propias de las realidades costeras. Las dos localidades con asentamientos situados en las terrazas circundantes presentan amplios espacios económicos abiertos hacia la llanura jónica. Santa María de Anglona, además, se caracteriza como acrópolis natural por la fuerte posición de control hacia el mar y sobre los bajos valles de Agri y de Sinni, que Estrabón describe como navegables, quizás en su tramo terminal.
Este horizonte costero encuentra su propia especificidad en el ritual de influencia adriático-balcánica de la deposición acurrucada de los difuntos, acompañado del uso de montículos de piedra o de la cobertura de las fosas con material lítico, que aparece difundido desde la Murgia materana hasta el ámbito costero a lo largo de la línea Anglona, Craco, Pisticci, Ferrandina englobando también el poblado de Serra di Vaglio. El ritual, para el área subcostiera, representa casi una identidad étnica, en la que se pueden reconocer los Chones de la tradición literaria de la Siritide, del Metapontino y de la costa calabresa de Sibari a Crotone.
La zona interior de Agri-Sinni, caracterizada por colinas y un paisaje interior montañoso, en la antigüedad seguramente cubierto de bosques, debía presentar potencial económico en el ámbito silvo-pastoral pero también agrícola con cultivos de siembra, en particular en algunos amplios nichos parafluviales como los de las cuencas de S. Arcángel o de Senise.
También aquí desde el siglo IX a.C. hay asentamientos situados en la cima de relieves como Noepoli y Chiaromonte, que se difunden durante el siglo siguiente a Guardia Perticara, Garaguso o Serra di Vaglio. También se ocupan áreas abiertas de fondo oval como S. Brancato de S. Arcangelo, signo de la importancia de la ruta del valle de Agri. También el valle del Sinni debía constituir una importante vía de comunicación, como atestiguan los vasos bronceados o la espada del tipo con antenas de importación tirrena de Chiaromonte. Es posible que también este centro haya conocido formas de jerarquía de los habitantes debido a la presencia de varios núcleos cementerios de los siglos IX-VIII correspondientes a otras tantas realidades tribales. Las áreas interiores de Agri-Sinni se caracterizan por el ritual inhumano supino de gravitación tirrena atestiguado por los valles medios (Sant'Arcangelo, Noepoli, Aliano) hasta el interior (Chiaromonte, Guardia Pertìcara).
Todo el mundo enotrio-itálico de la primera edad del hierro (siglos IX-VIII a.C.) aparece formado por pequeños poblados de cabañas con organización social de tipo tribal, basada en simples relaciones parenterales. Son, en general, de escasa envergadura y sólo en la zona costera son visibles, como se ha dicho, formas de estructuración de los espacios habitados y económicos.
Sin embargo, los asentamientos costeros e internos situados a lo largo de las rutas principales desde el siglo IX se presentan como entidades socioeconómicas en vías de organización, como indican los personajes o los núcleos familiares relevantes evidenciados por ricos ajuares funerarios, Hombres o mujeres, gracias a los cuales es posible reconocer formas de distinción en la escala social basadas no solo en el papel sino también en el rango. Son sobre todo las realidades subcostieras de Anglona y Incoronata que parecen desarrollar en el siglo VIII a.C. formas de organización de los espacios, con fenómenos de sinecismo local que superan la estructura del clan tradicional, Probablemente como resultado de experiencias y contactos con las primeras realidades mercantiles protocoloniales presentes en el ámbito costero. También se observan indicios de desarrollo en Chiaromonte, donde eran posibles los empujones provenientes del avanzado mundo tirreno. De hecho, es posible que las diferentes realidades itálicas de los siglos IX-VIII hayan estado en contacto mutuo y hayan sufrido influencias de los ámbitos jónico y tirreno precisamente gracias a los itinerarios representados por los ejes Sinni-Noce o Lao al sur y Agri-Tanagro-Sele al norte. También la Enotria septentrional desde Incoronata a Ferrandina hasta Garaguso y Guardia Perticara o Vaglio parece haber sido favorecida por el papel ofrecido por el valle del Basento. Naturalmente, una circulación más marcada e incisiva de mercancías e ideas a lo largo de los ejes fluviales se afirma solo a partir de principios del siglo VII a.C., cuando la fundación de las colonias griegas (Siris, Sibari, Metaponto) sobre el Jónico y sobre el Tirreno y de los centros etruscos en la Campania interior hace que los Enotri establezcan intensos contactos con esas grandes realidades culturales. Las posibilidades de favorecer relaciones comerciales estables entre el mundo greco-iónico y el mundo etrusco-tirreno permiten a los centros enotros entre Basento y Sinni un notable salto cualitativo como crecimiento socio-económico y consiguiente desarrollo demográfico tanto de los núcleos habitacionales existentes, bien como nacimiento de otros importantes centros (Latronico, S.Costantino Albanese, Fardella, Roccanova, Senise, Aliano, Alianello, Armento, etc.).
Las presencias meteorológicas pre-protocoloniales en el ámbito costero ya desde finales del siglo VIII a.C. y sobre todo la fundación de las colonias determinan una crisis irreversible del mundo indígena costero que comienza a gravitar en la órbita griega. En S. Maria d'Anglona se inicia un rápido proceso de desestructuración de las comunidades indígenas y los pocos ajuares funerarios de principios del siglo VII están compuestos por vasos de tipo griego. El mismo fenómeno se advierte en Incoronata con el fin de los pueblos indígenas y el desarrollo de la realidad emporia de la Incoronata griega, que precede a la fundación de Metaponto. En ambos casos, la presencia helénica implica para estos sitios itálicos la pérdida casi total de la antigua identidad cultural y la adaptación a nuevos modelos impuestos por la realidad colonial.
Por el contrario, la apertura de flujos comerciales desde el Jónico hacia los ámbitos etrusco-tirreno determina un gran desarrollo de la Enotría interna con el consiguiente inicio de un proceso de helenización de las comunidades itálicas en cuyo interior se afirman núcleos familiares "aristocráticos"que adoptan nuevas costumbres y se comportan según los modelos de prestigio social introducidos por la cultura griega, como lo demuestran los cambios del ritual funerario y del sistema compositivo de los ajuares o la circulación masiva de bienes preciosos procedentes del mundo griego o etrusco-tirreno.
La decadencia de Siris (mediados del siglo VI a.C.) por la coalición greco-aquea fundada por la poderosa Sibari y el predominio más incisivo y orgánico de esta última con la creación del "imperio sibarita" en el área enotría interna, basado en el control de "Cuatro pueblos y veinticinco ciudades", como refiere Estrabón (VI. 1, 13), producen un ulterior efecto positivo sobre estas poblaciones, que experimentan un desarrollo más fuerte hasta mediados del siglo V a.C. Este desarrollo está marcado por un ulterior proceso de aculturación, basado en modelos griegos y etruscos, que llega a referirse también a la esfera religiosa, como demuestran muchos ajuares funerarios de Chiaromonte, Alianello o Guardia Perticara.
Las modalidades de la inserción política de Sibari en el mundo enotrio pueden intuirse sobre la base del tratado de amistad de los Serdaioi atestiguado por la famosa tabla de bronce de Olimpia y seguramente referida a pueblos indígenas a través de los cuales transitaban los comercios Nos dirigimos al Tirreno. Y los intereses de Sìbari en aquellas áreas debían ser de notable complejidad hasta poner en práctica una política diferenciada de control económico atestiguada por las diversas emisiones monetarias "de imperio" destinadas a las diversas realidades itálicas comprendidas entre el Agri-Sinni y el Tirreno, incluyendo las monedas con leyenda Serd.
Hacia la mitad del siglo V sobre el mundo enotrio, ya en crisis tras el colapso de Sibari (510 a.C.) y después de un breve período de influencia metapontina, se asoman nuevas realidades étnicas (grupos de estirpe oscosannita)que conducirán en breve y a través de complejas dinámicas al surgimiento del ethnos de los Lucanos.
El parque arqueológico se encuentra en una meseta situada en la parte superior de una colina orientada en dirección NE-SO, a unos 2 km del centro de Paludi y a 8 km del mar. El sitio presenta una frecuentación de edad protohistórica relativa a un importante centro enotrio del que son testimonio las cerámicas, las armas y los objetos de ornamento.
Una frecuentación de la edad griega es atestiguada por la presencia de un edificio cubierto por cerámicas del siglo VI-IV sec. a.C.
El asentamiento fortificado fue realizado en edad helenística alrededor de la mitad del s. IV a.C. por gentes itálicas del pueblo de los Bretti a través de un sistema de defensa con torres de planta circular, muralla en bloques de arenisca local y una puerta al este del tipo "a patio" con dos torres de planta circular.
El castrum también contenía dentro de los edificios civiles, religiosos, públicos (teatro assembleare) y estructuras productivas.
Actividades de restauración y valorización están en curso por parte del Ayuntamiento de Paludi y de la Superintendencia en el marco del POR Calabria.
El Museo de los Brucios y de los Enotrios es sobre todo una exposición arqueológica permanente, pero también un polo cultural que alberga exposiciones temporales, conciertos y encuentros institucionales. Aquí, en una combinación de arqueología, arte y herramientas didácticas también digitales, el visitante puede vivir la cultura de manera innovadora y agradable. Todo, desde los gráficos de los paneles didácticos hasta la iluminación de los ambientes, está cuidado para crear una atmósfera atractiva pero también acogedora, donde principalmente la arqueología de Calabria, marcadamente la de Cosentino, está a disposición de quien quisiera descubrir los orígenes antiguos de Lucania y Calabria.